miércoles, 30 de noviembre de 2011

EL TRABAJO EN GRUPO: CENTRO DE PROTECCIÓN DE MENORES

Esta entrada es para contar mis experiencias en cuanto al trabajo grupal-final de la asignatura, pues su desarrollo ha sido bastante interesante y me gustaría compartirlo con vosotros.
Cuando nos dieron a elegir los temas y nos dijeron que los mandásemos, ninguna de las tres teníamos duda de cuál era el tema que queríamos escoger, menores en centros de protección de la infancia. Nos avisaron que todo el mundo querría coger el tema de menores y que no todos lo íbamos a hacer, pero finalmente fuimos nosotras a quienes se les asignó ese tema, quizá porque otros grupos prefieren tratar el tema de la infancia conflictiva, pero no protección de menores.
A mí personalmente es un tema que me toca de cerca, pues mi familia lleva varios años de colaboradora en un centro de protección de menores en Córdoba, donde yo vivo. La labor que desempeñamos no es de acogida, ni mucho menos de adopción, sino simplemente lo que se llama una colaboración familiar, consistente en tener a algún menor del centro durante los fines de semana y periodos vacacionales contigo y tu familia, para que sienta el calor de un hogar y lo que supone una vida en familia, pues, por muy acogedor que sea un centro, jamás será lo mismo que un hogar, allí la gente entra y sale por turnos, los niños viven con más niños de su edad, que van viniendo y yéndose, por lo que no acostumbran a una vida como la de un entorno familiar. Todo esto se hace mientras la situación del menor se aclara, es decir, cuando éste vuelve con su familia, se va en acogida o es adoptado, nuestra labor con él  termina, y comienza otra con otro menor. Por este motivo, deseaba coger este tema, para conocer la realidad más de cerca, pero desde un punto de vista exterior.
Lo primero que hicimos fue acercarnos al centro para que nos proporcionasen toda la información necesaria sobre cómo trabajan, cuál es la metodología que siguen, quiénes lo financian y de quién dependen, etc. Al centro fui yo sola, pues está en Córdoba y ninguna de mis compañeras (Lucía Rodríguez y Julia Aliaño) es de allí.
Cuando llegué estuve hablando con la psicóloga del centro, pues ya la conocía de antemano, ya que siempre es quien nos recibe cuando vamos los viernes a recoger a nuestros niños. Puede parecer extraño que para hacer un trabajo de Educación Social concertara la cita con la psicóloga, pero con ella tenía más confianza y, además, según puedo observar, es quien “corta el bacalao” allí, pues aparte de su función, hace otras, como la de “madre de los niños”, ya que está pendiente 100% de ellos, atiende visitas, etc., creo que es una de las personas que mejor conoce el funcionamiento del centro.
La experiencia fue muy gratificante para mí, porque aún cuando lo que hicimos fue ir viendo en el ordenador toda la documentación que nos podía interesar, y me fue imprimiendo algunas de las cosas que más nos podían servir, a la vez me iba contando muchas cosas sobre el funcionamiento del centro, como por ejemplo, los presupuestos que la Junta les da y a los que se tienen que acomodar para comprar ropa, comida, hacer actividades de ocio, etc. También me fue contando cosas sobre la realidad interna de ese centro, por ejemplo, las plazas reducidas con que cuenta, la separación por edades en las habitaciones, e incluso realidades de los niños cuando llegan, como los síntomas que pueden traer de maltrato, de abandono, etc. y que te conmueven por dentro.
Una vez que hube adquirido la información, me reuní con mi grupo en la Universidad, con el objetivo de comenzar el trabajo que expondríamos un mes más adelante. Cuando vimos todo lo que el trabajo requería, se nos cayó el mundo encima; lo veíamos muy largo, muy complejo y no nos veíamos capaces casi de poder hacerlo. Sin embargo, conforme fue pasando la tarde y fuimos elaborando los puntos que teníamos más claros, todo se iba viendo más fácil. Yo al menos, disfruté mucho leyéndome informes y documentos que aquella psicóloga me había proporcionado y otros que nosotras habíamos encontrado navegando por Internet, pues te cuentan muchas cosas sobre la realidad de tantos menores, que a mí me interesan mucho. Incluso presté mucha atención leyéndome la ley del menor, nunca pensé que podría parecerme interesante una ley…
Aquella tarde dejamos los puntos que teníamos más claros hechos y nuestro siguiente paso fue concretar una tutoría con Almudena, para que nos explicase los puntos restantes, por ejemplo, la acción social o el abordaje histórico, los cuales no sabíamos por donde coger. La tutoría fue, para mí un alivio, pues ella nos explicó qué poner en cada apartado y cuáles suprimir, pues dentro de nuestro colectivo no eran necesarios. Además, me pareció muy curioso que nos diese las gracias por llevarlo tan avanzado, me dio ánimos para seguir.
Con ello, casi teníamos el trabajo terminado, sólo nos quedan los últimos retoques, que haremos durante este puente. Además, este puente nos vamos a centrar en la preparación de la exposición, pues exponemos el lunes justo después, y para ellos tenemos algunas ideas en mente que llevar a cabo (si salen bien les dedicaré otra entrada…)
Para concluir, me gustaría destacar todo lo que he aprendido y estoy aún aprendiendo con este trabajo, pues gracias a su dificultad (que luego no nos pareció tanta), nos ha obligado a ahondar en las cuestiones, a plantearnos muchas cosas y a reflexionar sobre otras muchas. Ahora, mi visión sobre la labor de mis padres y sobre los niños que vienen a mi casa ha cambiado, creo que para bien, y me considero más cerca de ellos. Además he disfrutado mucho elaborando este trabajo y espero hacerlo también durante la exposición, salvando los nervios, pero quiero transmitir a mis compañeros todo lo que para mí supone esta realidad.
Aquí dejo un anuncio que vi ayer por la noche en la tele, y que va en consonancia con nuestro trabajo y con lo que mi familia hace y yo tanto admiro:
                                                         ACOGER ES COMPARTIR...

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